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El “arranque” de Salus Infirmorum (aunque su fundadora María de Madariaga no lo “captara” en su momento) fue la llamada del Papa Pío XI en el año 1.934 a las enfermeras católicas del mundo, para “unirse al materialismo en todos los sectores”, María de Madariaga junto con otras compañeras dentro de las juventudes de acción católica, de la quera presidenta, se lanzan en el movimiento específico de enfermería.
Era el momento del movimiento seglar y corría el año 1.935. Era el MOMENTO DE SALUS. Este pequeño grupo de enfermeras, dentro de la acción católica, se centran en Madrid en la calle Bárbara de Braganza Nº2 bajo, y su finalidad en principio, es atender, actualizar y ayudar a las enfermeras, además de crear centros especializados para los mismos fines, proyecto éste último que no se pudo realizar.
A partir del año 1.936 con las vicisitudes históricas de éste país, siguieron trabajando “como pudieron” hasta el año 1.940 organizando cursos, conferencias, círculos y publicaciones en el orden intelectual y espiritual.
En el año 1.942 el Sr. Obispo Eijo y Garay, constituye canónicamente la Asociación Católica Nacional Profesional de Enfermeras y Asistencia Médico Social, considerando a la Santísima Virgen María, la primera y Excelsa enfermera “Divina Enfermera” y se le da el nombre de Salus Infirmorum (Salud de los Enfermos).
Los principios fundacionales eran:
– Preparar el futuro sanitario.
– Actualizar, revalorizar y especializar a las enfermeras, en el campo de los cuidados.
– Unificar a los profesionales sanitarios en una obra de la Iglesia.
– Ayudar a todos sus miembros en todos los órdenes.
Entre los cincos y diez años siguientes de iniciarse esta labor, Salus Infirmorum, se extiende por casi todas las provincias de España.
El año 1.947 en Roma, Salus Infirmorum, es incorporado a la organización internacional CICIAMS (Comité Internacional Católico de Asistencia Médico Social).
El CICIAMS exige a las asociaciones miembros, ser: CATÓLICAS, NACIONALES, PROFESIONALES Y JERÁRQUICAS, y adopta el nombre de SALUS INFIRMORUM en el mundo.
Durante todos estos años, Salus Infirmorum además de la formación, centro su atención asistencial de enfermería, en suburbios y zonas marginales de Madrid y distintas provincias (donde era más necesario), de acuerdo con las prroquias donde hicieron posible unas mínimas instalaciones, se formaron los “dispensarios parroquiales” (equivalente a los centros de salud actuales), donde se llevaron a cabo las tareas de enfermería, tanto preventivas, como curativas, y que estas primeras enfermeras de Salus Infirmorum, ejercían voluntariamente bien en el propio consultorio, o en los domicilios. Estas mujeres sensibles al dolor y la miseria, no se ceñían únicamente a sus cometidos profesionales, además, intentaban remediar en lo posible, otras penalidades, analfabetismo, hambre, paro, higiene…….educación sanitaria.
A partir del año 1.958, estos dispensarios se empezaron a cerra, porque la mayoría de personas estaban ya atentidas por la seguridad social del Estado, dejándose solamente dentro del secretariado de servicio, una sección benéfica, por si alguien aún lo pudiese necesitar.
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